Una de las grandes preguntas que escucho en mis clases y en la vida diaria, es cómo controlar el nerviosismo a la hora de comunicar. Lamentablemente tengo una mala noticia para ti: no existe ningún remedio para quitar este miedo. Sin embargo, si aprendes a gestionarlo, a controlarlo, especialmente en los primeros minutos y trabajas en una actitud positiva antes de hablar en público, te aseguro que lo lograrás. A continuación te doy algunas claves.
Prepara tu presentación o discurso:
El escritor y orador estadounidense, Mark Twain decía que “normalmente me demoro tres semanas en preparar un discurso improvisado”, lo que nos lleva a pensar que hasta lo más natural muchas veces se prepara y esa es la clave para lograr tranquilidad a la hora de transmitir tus ideas, Ensaya tus palabras, lee tu discurso, repite las historias que incluirás o hasta los chistes o bromas que quieras dar. Aunque no lo creas, el gran éxito de cualquier discurso es la preparación. Esto te dará seguridad y tranquilidad en tu presentación.
Un buen inicio lo cambia todo:
Como decíamos antes, siempre es bueno la preparación de TODO tu discurso, pero planificar esos primeros tres minutos te darán toda la confianza para transmitir seguridad y quitarte esos nervios que sientes. Además, te ganarás a la audiencia. Inicia tu presentación con una pregunta, con una cita célebre, una anécdota personal, algo que llame la atención. Aléjate de los inicios aburridos que no enganchan ni llaman la atención, Y algo muy importante: llega con anticipación, prueba que todo esté listo para empezar, familiarízate con el lugar, son detalles que te darán toda la fuerza para empezar con un inicio memorable.
Miedo a quedarnos en blanco:
Uno de los grandes temores al hablar en público es quedarnos blanco o que nos pregunten algo que no tengo respuesta.
Lo primero es decirte que estés tranquilo ya que tú eres el que mejor maneja el tema y si te has preparado, es muy difícil que te quedes en blanco. Sin embargo, si esto ocurre, recuerda que nadie se dará cuenta porque el público no maneja el orden que tendrá tu relato.
Lo mismo con las preguntas difíciles. No tienes por qué saberlo todo y el público agradece la humildad en el orador. Solo tienes que decir que agradeces la pregunta, que no manejas ese antecedente y te aseguro que con humildad y naturalidad saldrás del paso.
Lo importante es la audiencia:
Cambiar el foco es clave para controlar los nervios. Deja de pensar en ti y piensa en tu audiencia: ¿Quiénes son? ¿Qué necesitan de mí? ¿Cómo puedo ayudarlos con mi presentación? Si piensas en lo que ellos necesitan y te olvidas de toda la información que manejas y de las posibles equivocaciones que puedas tener, te sentirás más relajado y confiado con los recursos que manejas. Acuérdate que ellos quieren llevarse lo mejor de ti y que tú manejas toda la información. Disfruta y el público lo notará.
Enfrenta tus preocupaciones específicas:
Cuando tienes miedo de algo, puedes sobreestimar la probabilidad de que ocurran cosas malas. Haz una lista de tus preocupaciones específicas. Luego, cuestiónalas directamente identificando los resultados probables y alternativos, verificando si hay evidencia objetiva que respalde cada preocupación o la posibilidad de que los resultados que temes ocurran.
Visualiza tu éxito:
Aprende a reprogramar tu mente para que todo salga bien. La actitud con que enfrentas al público es clave para tu tranquilidad. Recuerda las veces en que has triunfado y lo has hecho bien, enfócate en lo positivo y recuerda que muchas veces tu peor enemigo no es la audiencia sino tu mismo/a. Si te has preparado a consciencia, si es un tema que te apasiona, pero especialmente, si quieres dar lo mejor de ti al público, el éxito estará asegurado.
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