Miedo a comunicar: ¿Tiene solución?

El miedo a hablar en público no desaparece. Se gestiona! acá te cuento cómo.

Trabajé más de 15 años en televisión y recuerdo que la primera vez que hablé frente a una cámara, tuve ganas de desmayarme.

Tenía miedo, demasiada información en la cabeza, me temblaban las piernas y se me salía el corazón de todo el miedo que tenía.

 

¿Lo pude superar? El miedo no desapareció. Ese miedo lo aprendí a gestionar. Y lo hice practicando, confiando en mis recursos, lo hice comprendiendo que mientras más hablaba en público, más segura y tranquila me sentía.

 

Quiero contarte que la ansiedad y el nerviosismo es parte del proceso de un buen comunicador. Doy gracias por seguir teniendo miedo cada vez que hablo en público: eso me obliga a cuidar los detalles, a preocuparme de la audiencia, a esforzarme al máximo en mi contenido y a buscar nuevas formas de hacerlo cada vez mejor. ¡El miedo significa que estás vivo!

 

Siempre le digo a mis alumnos que recuerden el momento en que aprendieron a andar en bicicleta o a conducir. No aprendieron a través de un manual o de un libro, lo hicieron mediante la práctica, la repetición, el ensayo y el error. No hay aprendizaje más efectivo que la acción. Eso te dará confianza y aumentará tu autoestima.

 

A continuación, te entrego una serie de recomendaciones para que aprendas a controlar el miedo a hablar en público y lo más importante: ¡te animes a hacerlo!

 

La preparación:
El escritor y orador estadounidense, Mark Twain decía que “normalmente me demoro tres semanas en preparar un discurso improvisado”, lo que nos lleva a pensar que hasta lo más natural muchas veces se prepara y esa es la clave para lograr tranquilidad a la hora de transmitir tus ideas. Ensaya tus palabras, lee tu discurso, repite las historias que incluirás o hasta los chistes o bromas que quieras dar. El gran éxito de cualquier discurso es la preparación. Si te preparas, te sentirás más confiado y seguro.

 

 Un buen inicio:
Como decíamos antes, siempre es bueno la preparación de TODO tu discurso, pero planificar esos primeros tres minutos te darán toda la confianza para transmitir seguridad y quitarte esos nervios que sientes. Además, te ganarás a la audiencia. Inicia tu presentación con una pregunta, con una cita célebre, una anécdota personal, algo que llame la atención.  Aléjate de los inicios aburridos que no enganchan ni llaman la atención, Y algo muy importante: llega con anticipación, prueba que todo esté listo para empezar, familiarízate con el lugar, son detalles que te darán toda la fuerza para empezar con un inicio memorable.

 

 Miedo a quedarnos en blanco:
Uno de los grandes temores al hablar en público es quedarnos blanco o que nos pregunten algo que no tengo respuesta. Lo primero es decirte que estés tranquilo ya que tú eres el que mejor maneja el tema y si te has preparado, es muy difícil que te quedes en blanco. Sin embargo, si esto ocurre, recuerda que nadie se dará cuenta porque el público no maneja el orden que tendrá tu relato. Lo mismo con las preguntas difíciles. No tienes por qué saberlo todo y el público agradece la humildad en el orador. Solo tienes que decir que agradeces la pregunta, que no manejas ese antecedente y te aseguro que con humildad y naturalidad saldrás del paso.

 

Lo importante no eres tú, es la audiencia:
Cambiar el foco es clave para controlar los nervios. Deja de pensar en ti y piensa en tu audiencia: ¿Quiénes son? ¿Qué necesitan de mí? ¿Cómo puedo ayudarlos con mi presentación? Si piensas en lo que ellos necesitan y te olvidas de tu ego, poco a poco te tranquilizarás. Tú no eres lo más importante, tú eres solo un medio para transmitir esa información valiosa que los otros necesitan para sentirse bien. Cuando te concentras en ayudar y no en recibir reconocimiento, el resultado es grandioso. Y los nervios disminuyes porque estás entregando algo más importante que escapa de ti.

 

 

Enfrenta tus preocupaciones específicas:
Cuando tienes miedo de algo, puedes sobreestimar la probabilidad de que ocurran cosas malas. Haz una lista de tus preocupaciones específicas. Luego, cuestiónalas directamente identificando los resultados probables y alternativos, verificando si hay evidencia objetiva que respalde cada preocupación o la posibilidad de que los resultados que temes ocurran.

 

Visualiza tu éxito:
Aprende a reprogramar tu mente para que todo salga bien. La actitud con que enfrentas al público es clave para tu tranquilidad. Recuerda las veces en que has triunfado y lo has hecho bien, enfócate en lo positivo y recuerda que muchas veces tu peor enemigo no es la audiencia sino tú mismo/a. Si te has preparado, si es un tema que te apasiona y lo das todo, el éxito estará asegurado.

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